lunes, 29 de junio de 2009

Nostalgia City

Es curioso, esto que llaman tiempo. Un dia corría por el laberinto de tiendas del Hexágono con Marina y Guille, conteniendo la risa, jugando a uno de esos juegos que solo un niño pequeño puede imaginar, Bella india y los globos de agua. Al dia siguiente, tengo 13 años. El verano de Inu-yasha, el comienzo de una larga obesión. Dashboard Confessional. Solía escuchar a Vanessa-Mae en el balcon por las noches sufriendo de amor de adolescente; la lagartija que se quedo conmigo 3 noches en el techo de ese mismo balcon, inamovible; ''dar paseos’’ en la playa con Marini,o el dolor de barriga que sentía cada vez que leía un nuevo capítulo de Fruits Basket.


15. Pasamos de eso a un nuevo nivel, la ultima tormenta, creo. Jersey. Le pegue tan fuerte a ese muro de piedra que estuve con la mano vendada unos cuantos días. Recuerdo estar sentada en el suelo del pasillo y oir el beso que le dio Carmen a Danish. Donde, no lo sé. Pero todo se vino abajo conmigo, sentada en esa moqueta verde-azul. Recuerdo haber visto Grave of the Fireflies sola, llorar, por todo. Leí el Shippuuden y hablé con Francis hasta las 9 de la mañana, la primera de muchas conversaciones deprimentes en las que él luchaba por salir del agujero en el que se encontraba mientras yo me quejaba por cosas insustanciales. Pero todo paso, claro. Comiamos en the watersplash viendo la marea subir, paseamos por bosques, yo con esas botas militares de Guille que eran demasiado grandes mientras escuhaba zelda y mi mente creaba historias, que deje colgando de esas hojas verdes que olian a mar. Nos colabamos de noche en el parque, volviendo del cine a la 1 de la mañana. La última noche de danish llovió, y en la foto recuerdo que saliamos mojados pero sonrientes sobre la cama de guille, victoriosos.

Luego vino jenny. Sacó a Francis del hoyo. Yo maduré, me di cuenta de muchas cosas. Fue el comienzo de eso que Marina y yo empezamos a llamar shiver; Nochevieja escuchando a Rasputina en la oscuridad del cuarto de guille. Los veranos en el campo seguían como siempre, un anime detrás de otro. 4 de la ESO, ese año extraño en el que estabamos Francis Suso Jenny Gloria (con nuestra curiosa amistad) y yo, sintiendome por primera vez como que estaba en el instituto con amigos y no en ese pequeño infierno que condena a la oveja negra. Pero fue mejorando. El trabajo de educacion fisica, el miedo que senti cuando me di cuenta de que mi madre no podia localizarme (se enfada demasiado por eso), todas esas incontables memorias, pequeños fragmentos y detalles de cosas insignificantes que constituyen el todo.

Primero de bachiller, cambios. Gloria se fue, Jenny y Francis se quedaron atrás, pero aun así los recreos eran divertidos. Fue el comienzo de otra obesión, ese saludo de cabeza torcida con su tipica sonrisa mientras Jenny y yo esperabamos a irnos a Mandarache. Aquella mañana en la piscina, el tanga de leopardo. Las bromas de siempre. Un grupo de musica detrás de otro, peliculas, ir a dar clases de japones por las mañanas y pasar mas tiempo en la tienda de mangas que dando clase, esa tienda que tanto nos costó encontrar (te acuerdas, Jenny?). FLCL.

Ha sido todo lo que tenia que haber sido. Ha pasado un solitario año de duro estudiar pero su curiosa presencia de alguna manera suavizó esas traumaticas vueltas del campo. Navidad, en la hierba todos, mientras yo pintaba ese monstruoso cuadro de Mononoke. 8 carpetas de fotos. Semana santa sola con Marina, esa hora mítica de reirnos sin parar, un ataque detrás de otro. O ese dia en el que Marina dormia frente a mi en el banco y yo escuchaba Eluvium y Grails y Deaf Center y oía la lluvia contra el tejado del patio y escribia un poema sobre ese hombre encerrado en el vientre de una ballena, inventando mundos de gotas frías sobre asfalto inventado, hombros desnudos.


'’Te cuesta irte, eh? Eso me dijo Diego la última mañana que pisé el instituto, y tiene razón. Han sido grandes momentos, explorando con la bici por esas mortales cuestas hacia el faro, cala-flores, Lázaro y Pedro con sus bailes de locura y Kiki corriendo mas que yo a pesar de estar coja. Han sido incontables puestas de sol en la salinas, ese Septiembre de amaneceres, peliculas y aguacates rellenos, con Johnny mirandome desde la esquina de estas paredes azules. Tommib resonando en la creciente claridad del dia. Eus, y su locura, haciendome reir en las clases de Física (suicidio académico). Francis y Marina, apoyándome de esa manera que solo los buenos amigos pueden, estando sin estar, riéndonos en la playa por cualquier tontería. Flotar en el mar, observando las estrellas con el caracteristico dolor en las piernas, sintiendo las dos puntas de fuego de sus cigarros en la orilla.

Síndrome de abstinencia. El día de la despedida fue a la vez feliz y triste, como todo adiós. Deambulaba de un lado para otro, cámara en mano, mientras la gente me gritaba que parase ya con las fotos, de broma, y yo reía mientras disparaba otra. Como la treta de tirarle el kiko a Diego solo por capturar su expresión en el tiempo. Voy a echarles de menos, a los profesores, a Juan y su risa, la malicia de Jose Ángel, las frases insultantes de Diego para analizar, jorge siguiéndome a todos lados, las bromas de Jaime y Deivid, las conversaciones sobre cine japonés con Dori, Toñi, los gritos de Pedro Julio, el curioso baile de Mari nieves y la tensión de las clases de Miguel. La cena tampoco fue mal. Me reía por nada aquella noche, borracha con una copa (que barata eres), siguiéndole a todos lados, caminando rápido hacia el famoso Zeppelin, la segunda casa de Francis, mientras intentaba mantener mi equilibrio sobre tacones que no estoy acostumbrada a llevar, dejando a los demás atrás; el sutil olor de su coche-huevo, ese camino oscuro de derrota. Nunca me ha gustado llorar delante de nadie mas que de las sombras de mi reino, Nosferatu.


Y hasta aquí hemos llegado. Puedo ver la ventana reflejada en la pantalla del pequeño portátil, y me da la sensacion de que podria estar en cualquier parte del mundo porque sólo veo el cielo, amarilloazulnaranja. Y no pasa nada. Será un buen verano, con el rumor de las olas, mis paseos, el sol saliente en el pantano, voleyball y las noches con la ventana abierta en la tranquilidad de mi habitación, soñando despierta con Japón, los brazos tatuados de Jenny en la muchedumbre o comer sushi con él en mi pequeña casa al lado del mar, cuando él tenga el pelo blanco, para que yo pueda mirarle y sonreir ante ese sentimiento que Ginko creó sin arrepentirme de nada.

No digo adiós. Digo gracias, por todo, porque es mi vida y amo cada segundo de ella, amo a cada uno de vosotros, nakama, a mi padre con sus graciosas bromas de mal gusto y mi madre con su amor pegajoso, la abuela, gritando ''pero qué haces, tonto mierda!!!'' a la tele cuando ve el fútbol; las primas, esos pequeños animales inolvidables, Guille y sus expresiones,y por supuesto, Marina, mi pez-gato, a quién quiero más que todos los amaneceres en el campo escuchando mushi-si.

Viviré, y sonreiré para mí misma cuando piense en todo esto, cuando os vea a todos en esa pared de Vida y recuerde miles de pequeñas memorias, fragmentos.

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jueves, 4 de junio de 2009

Juarroz

‘’Recítame alguno. Que pegue con ahora.
No las palabras, solo…como la música nocturna.
¿Sabes?’’


Lo dijo entre las sombras de la habitación,
inexistente(s).
Ella imagino como él sonreiría,
suave,
alargando el silencio,
alargando como su cuerpo mismo, sujeto a curiosos motes
[de su imaginación,
dentro de su imaginación.

No pasaría, claro.
Pero le gustaba pensarlo.
Ella cerraría los ojos para dejar que las
palabras
de aquel poema desconocido la acariciaran,
como si fueran los dedos largos de él sobre sus caderas
[desnudas.

Todo era largo con él.
Hasta la tristeza de no tenerle.
Pero ya estaba acostumbrada al silencio de la noche,
(Nosferatu),
a la interminable prolongación del azul oscuro
en la realidad alterna del

insomnio.